En un barrio privado surgió el desafío de proyectar una vivienda de aproximadamente 300 metros cuadrados en un terreno muy particular debido a la amplia curvatura de su esquina, para una familia muy dinámica en su forma de vida, con dos hijos adolescentes y una muy activa vida social. La premisa fundamental fué disfrutar del jardín ubicándolo hacia el norte para disfrutarlo gracias a las condiciones de asoleamiento que se generan. La vivienda se desarrolla en dos plantas con grandes espacios flexibles y abiertos.